Aunque mucha gente cree que un emprendedor llega, desarrolla su producto, y alcanza el éxito, lo cierto es que el camino es mucho más duro; por esta razón te presentaremos algunos aspectos que nunca deberías olvidar como emprendedor.
La realidad es que el emprendedor tiene que pasar mucho tiempo trabajando, perfeccionando su producto, buscando inversión, clientes y proveedores, seduciendo al público de que su producto realmente es importante, etc.
En fin, una gran cantidad de trabajos que, en muchas ocasiones, la gente olvida. Y tú, como emprendedor, no puedes olvidarlos. Por lo tanto, creo que es importante que leas este artículo, para que tengas los pies en el suelo.
Tu materia prima es tu cerebro
Lo primero que no debes olvidar nunca es que la materia prima del emprendedor no es otra cosa que su cerebro. Hay una frase que dice algo así como que la riqueza de las naciones no depende de lo que los ciudadanos tienen bajo sus pies sino de lo que tienen sobre sus hombros.
Es importante entender esto, porque si se piensa que la materia prima del emprendedor es algo ajeno a él, entonces siempre cabe poner alguna excusa, diciendo que no puedes emprender porque te falta “eso” que necesitas. ¡Y es falso!
Seguramente mucha gente crea que, para emprender, se necesita dinero; pero esto es un error total. Si tienes una buena idea, puedes ir a cualquier inversor o al banco, y conseguir financiación para tu negocio.
Ahora bien, ¿tienes la idea?
Si no la tienes, lo que se está demostrando es que lo que se necesita no es dinero, sino ideas. La materia prima está en tu cabeza. Y se llama cerebro.
Por ello, no deberías perder la oportunidad de ejercitarlo, ya que el cerebro, si no se ejercita día tras día, pierde facultades. No permitas que algo así suceda. Incluye en él nueva información a diario, haz ejercicios mentales y mantenlo a punto.
Esto te ayudará a tener más y mejores ideas, que te permitirán conseguir ideas de negocios mucho más rentables.
El tiempo es tu aliado y a la vez tu enemigo
Un segundo problema que tienen muchos emprendedores, porque lo olvidan o, directamente, no lo consideran, es que el tiempo es muy relevante en los procesos productivos, por lo que puede ser tanto tu aliado como tu enemigo.
Este es un error, por cierto, que no está presente únicamente en los emprendedores, sino también en los empresarios noveles. Y es que, en economía, rara vez se estudia el factor tiempo (salvo en algunas escuelas de economía).
Debes entender que, aunque tengas una gran cantidad de clientes demandando un producto que has creado, puedes llegar a quebrar si no organizas bien el proceso productivo.
¿Por qué? Sencillamente, porque esos productos que has diseñado y que te están demandando a gran escala, necesitan un tiempo concreto para producirse. Y, quizá, hayas recibido una demanda demasiado elevada para tu capacidad de producción.
La consecuencia de esto es que, salvo que se haya pagado por adelantado tu producto, tendrás que estar produciendo (con todo lo que eso cuesta) con unos gastos superiores a los ingresos que estás generando.
Y, como consecuencia, puedes acabar quebrando. El factor tiempo influye de otras muchas formas, no solo en el proceso productivo. Por ejemplo, puede que tengas que sacar rápidamente una idea que tienes en mente porque tu competencia está en el mismo camino.
Y, sin embargo, a pesar de que sabes que tienes que sacarla rápidamente, debes dedicarle el tiempo oportuno para desarrollarla y que sea lo mejor posible cuando aparezca.
Así que, en definitiva, te recomendamos que tengas cuidado con el factor tiempo, tantas veces olvidado, pero tan importante en el mundo del emprendimiento.
Trabajar en equipo es importante
Otro aspecto del que se suelen olvidar los emprendedores, especialmente aquellos que tienen un perfil más técnico, es del de trabajar en equipo. Muchos sienten que son capaces de hacerlo todo, porque, de hecho, lo han tenido que hacer todo durante mucho tiempo.
Sin embargo, al llegar a un cierto nivel, hay que empezar a delegar los trabajos en terceras personas, y eso siempre resulta complicado.
Tener una cierta capacidad de trabajo en equipo ayuda a poder liderar esos espacios de diferentes personas trabajando, consiguiendo limar asperezas y haciendo que el trabajo salga adelante.
Por ello, aunque seas de las personas que creen que se trabaja mejor en solitario, te recomendamos que investigues sobre fórmulas para mejorar el trabajo en equipo, porque, tarde o temprano, tendrás que hacerlo.
Esto no significa que TODO el trabajo vaya a ser siempre trabajo en equipo, pero deberías conocer cómo lograr que, en las ocasiones en que tengas que hacerlo, ese trabajo salga adelante de la forma más acertada posible.
¿Necesitas inversión o clientes?
Este es un punto importantísimo que no tienen claro ni los emprendedores ni los empresarios (ni los inversores, en muchos casos). No siempre se necesita inversión para que un proyecto se vuelva rentable. En ocasiones, lo que se necesita son clientes.
¿A qué nos referimos con esto?
Piensa, por ejemplo, en un proyecto online que tiene como objetivo dar la oportunidad a la gente de crearse perfiles y ponerse en contacto unos con otros independientemente del lugar del globo en el que se encuentren (es decir, Facebook).
Este proyecto, que es gratuito para sus usuarios, necesita crecer y desarrollarse de forma escalable, y, de ser posible, con un crecimiento exponencial, para que la competencia no pueda replicar su modelo de negocio.
Sin embargo, ¿de qué forma se financia Facebook? Mediante publicidad. ¿Quién va a invertir en un sistema de publicidad donde no hay gente? Nadie. Por lo tanto, el dinero para el crecimiento no puede generarlo el propio proyecto, incluso cuando ese proyecto, a futuro, vaya a ser tremendamente rentable gracias a la publicidad.
En ese caso, se necesita inversión.
Sin embargo, tiene otro ejemplo en el que hay una tienda online que está vendiendo flores para enviar a domicilio, y que quiere crecer para enviar sus productos no solo a toda España, sino también a Portugal (por ejemplo).
¿Necesita inversión, en ese caso? ¡No!
El problema de ese negocio es que todavía no tiene los suficientes clientes para conseguir el dinero necesario para realizar la inversión. Pero el modelo de negocio ya está funcionando.
La diferencia entre necesitar inversión y necesitar clientes es importante, y pocos emprendedores la tienen clara.
Estudia a tu competencia, pero no mucho
Este es un problema en el que la mayor parte de los emprendedores pecan, bien sea por quedarse cortos, o por pasarse. Se trata del estudio de la competencia.
Es evidente que estudiar a la competencia es importante, porque, en el caso de que la conozcas, puedes orientar mejor tu trabajo para suplir aquellas faltas que la competencia tenga, y, con ello, atraer hacia ti a una buena cantidad de clientes no satisfechos.
Sin embargo, muchos emprendedores se centran exclusivamente en su negocio, y no se fijan en la competencia. ¿Qué sucede si esto ocurre? Esencialmente, que se está perdiendo información.
No tienes la información necesaria para ver qué ha hecho bien la competencia, y, por lo tanto, copiarlo, y no tienes la información de qué ha hecho mal la competencia, y, por lo tanto, no puedes innovar en ese campo.
Por supuesto, tendrás puntos en común y suplirás alguno de sus errores por pura casualidad estadística, pero eso no es lo recomendable. Lo recomendable es estudiar lo suficiente a la competencia para poder dirigir adecuadamente tus esfuerzos.
El otro error consiste, precisamente, en lo opuesto: estudiarla demasiado.
Estudiar demasiado a tu competencia no tiene mucho sentido, porque te está quitando recursos y esfuerzos que podrías estar invirtiendo en desarrollar tu producto y darlo a conocer a la gente.
Por ello, una vez hayas investigado a tu competencia y hayas descubierto lo suficiente, puedes pasar a centrarte en tu proyecto.
Recuerda que la vida va más allá de tu negocio
Un punto importantísimo. La vida no se reduce a tu negocio. Hay otros elementos importantes en tu vida que no debes descuidar. Y no debes hacerlo por el valor que tienen en sí mismos, como en la medida en que pueden afectar a tu negocio.
Temas como la familia, los amigos, el buen vivir, la cultura, el ocio, etc. son elementos imprescindibles para el desarrollo personal y humano, y no deberías descuidarlo por el hecho de estar emprendiendo.
Todos tenemos en mente la historia de algún emprendedor que ha pasado 16 horas trabajando al día durante años, y ha conseguido forjar un imperio. Sí.
El problema es que no escuchamos las historias de otros tantos que trabajaron 16 horas diarias durante años y no consiguieron forjar grandes imperios y, además, cuando terminaron se dieron cuenta que no tenían ni imperio, ni familia, ni amigos.
Hay que tener mucho cuidado, porque los negocios no lo son todo en esta vida. Y, además, no es necesario dedicarse 16 horas al día a un negocio para que éste triunfe. Existe esa visión calvinista de que el trabajo genera la riqueza, cuando no es así necesariamente.
Una buena idea, orientada de la forma correcta, puede generarte una gran cantidad de riquezas con muy pocas horas diarias de trabajo. Depende, por supuesto, de lo que estés haciendo, tu sector, cómo estés enfocando tu trabajo, etc.
En cualquier caso, lo relevante es señalar que no solo es negativo para ti como persona enfocarte exclusivamente al trabajo y no a otros aspectos vitales, sino que también puede ser negativo para tu negocio.
El hecho de no tener vida social puede hacerte más irritable, y acabar jugando en tu contra a la hora de desarrollar tu negocio. Por lo tanto, tanto por una razón como por la otra, tómatelo con calma. La vida es demasiado bonita como para no disfrutarla.
Ten en mente que puede que tu idea no sea tan buena
Por último, un tema que nunca nos cansamos de mencionar los que estamos cerca del emprendimiento, y es que las ideas de los emprendedores suelen ser como trofeos valiosos que no quieren dejar escapar. Pero no siempre son buenas ideas.
Tienes que mantener la cabeza fría y tener siempre como una posibilidad que tu idea, realmente, no valga la pena. Es una realidad que está ahí y, aunque sea dura, conviene no perderla de vista.
Sin embargo, estás de suerte, porque todos los grandes emprendedores coinciden en lo mismo: Las ideas no son lo más importante.
Lo más importante es el talento del emprendedor, su actitud, y su capacidad para ejecutar las ideas que tiene en mente, independientemente de lo buenas o malas que éstas sean.
Así, no tengas miedo de rechazar las ideas que tengas y que creas que no son tan buenas como pensabas en un principio. Simplemente, toma la siguiente, y ponte a trabajar en ella.
No te cases con las ideas, porque nadie va a comprarte algo porque tú creas que sea algo de valor. Las personas te comprarán si, efectivamente, resuelves algún problema que tengan.
Como puedes ver, estos elementos que nunca debes olvidar a la hora de emprender son muy importantes. Si no los tienes en cuenta, es probable que acabes yendo por el camino incorrecto. ¡Nadie dijo que emprender fuera fácil!
¿Y tú? ¿Qué opinas? ¿Crees que lo que he expuesto arriba no es tan importante? ¿Te has encontrado en alguna de las situaciones mencionadas? ¡Cuéntanoslo en los comentarios y te responderemos tan pronto como sea posible!
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