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Montar un ecommerce abarca más que una idea innovadora o un producto ganador. Así como hay obligaciones que debes cumplir para abrir una tienda física, existen también una serie de requisitos para vender online en España que son ineludibles.
No te preocupes: no se trata de nada demasiado complejo; sin embargo, deberías conocer cuáles son estos requisitos para vender online, de modo que los tengas en cuenta al analizar la factibilidad real de montar tu negocio.
En esta guía completa encontrarás los requisitos para vender online que debes considerar de cara al lanzamiento de tu ecommerce; toma nota de los más relevantes para tu negocio y asegúrate de salir al mercado con todos los cabos bien atados.
La definición legal de una tienda online
La legislación española encuadra a una tienda online, a un sitio web de ecommerce, como a un prestador de servicios de la sociedad de la información. Así lo recoge en el Anexo de Definiciones de la ley 34/2002:
«Son servicios de la sociedad de la información, entre otros y siempre que representen una actividad económica […] la contratación de bienes o servicios por vía electrónica.»
«Son servicios de la sociedad de la información, entre otros y siempre que representen una actividad económica […] la contratación de bienes o servicios por vía electrónica.»
Esta definición es importante, no porque debas recordarla de memoria, sino porque incluye a las tiendas online dentro de la Ley 34/2002, que pasa a servir, entonces, de marco regulatorio para tu ecommerce.
Entre las diferentes obligaciones que establece esta ley, una de las más importantes es la referente a la información que debes proporcionar a los usuarios antes y después de que compren tus productos o contraten tus servicios.
Asimismo, la misma Ley 34/2002 define cuáles son las obligaciones exigibles respecto a las campañas de email marketing y la gestión de cookies en los sitios de ecommerce en España.
La información previa a la compra
Lo has hecho una infinidad de veces: un paso antes de pagar por un producto en internet le das a la casilla de verificación de «acepto los términos y condiciones», o algo similar; esa es la información previa que tú también debes ofrecer a tus clientes.
Esos términos y condiciones que tan pocas personas se molestan en leer contienen toda una serie de datos y resguardos legales que debes incluir y poner a disposición de los usuarios antes de que completen sus compras en tu tienda online.
Esta es la información que no puede faltar:
- Nombre o denominación social.
- Dirección de residencia o de un establecimiento comercial en España.
- Correo electrónico y cualquier otro medio de contacto activo.
- Número de identificación fiscal (NIF); si venderás a otros países de la Unión Europea, también deberás hacer constar tu NIF-IVA.
- Datos de inscripción en el Registro Mercantil o en el registro público que corresponda, según la personalidad jurídica de tu negocio.
- Los códigos de conducta a los que tu negocio esté adherido.
También es necesario que informes claramente del precio a pagar por tu cliente, discriminando los diferentes importes e incluyendo información sobre los impuestos aplicables (como el IVA, por ejemplo).
Así es como lo hacen en la tienda online Shopify de PadelPROShop: en la pasarela de pago incluyen una línea que aclara que «al hacer clic en pagar ahora, usted afirma que ha leído, entendido y aceptado nuestros términos y condiciones y política de privacidad».
Si tu negocio precisa de una autorización administrativa para operar o si ejerces una profesión regulada, también deberás comunicarlo adecuadamente: tu titulación, matrícula, permisos, autoridades competentes y demás información relevante.
La información posterior a la compra
Una vez concretada la compra, o la contratación, en el caso de los servicios, tus clientes deben recibir de tu parte una comunicación, por lo general por correo electrónico, en donde debes incluir, como mínimo, lo siguiente:
- Confirmación de la compra o contratación, incluyendo todo dato relevante relativo a la transacción, los datos del cliente y también de tu negocio.
- Información sobre el envío del pedido al cliente o sobre la prestación del servicio contratado.
- Las condiciones de devolución o de desistimiento del servicio.
- Información sobre la garantía, según el caso.
- El precio final de los productos o servicios comprados o contratados.
Parte de estas obligaciones están recogidas en la Ley de Defensa de los Consumidores y Usuarios, que define a estos como a toda persona física que actúe con un propósito ajeno a su actividad comercial, empresarial, oficio o profesión.
Entre los datos relativos a tu negocio, debe figurar no solo el nombre comercial, sino también la información de contacto, como el número de teléfono y correo electrónico, y la dirección física legal.
En caso de que sea imposible comunicar el precio final (por tratarse de un servicio por horas, por ejemplo), debes comunicar claramente cómo se determinará el precio a pagar, así como la posibilidad de que se apliquen costes adicionales.
La claridad es clave: mientras más exhaustiva sea la información relativa a la compra o contratación que envías a tu cliente, mejor resguardado estarás si llegará a generarse un conflicto a partir de la operación en cuestión.
Algo que debes tener presente es que no puedes demorar demasiado en enviar esta comunicación poscompra; debes hacerlo, a más tardar, al momento de la entrega de los productos o antes de la ejecución del servicio.
En la práctica, no tendrás que redactar cada correo electrónico poscompra, uno a uno, para cada cliente, sino que el envío de este tipo de comunicaciones en una tienda online, creada en una plataforma ecommerce como Shopify, está automatizado.
Requisitos para vender: desistimientos y devoluciones
Las suscripciones constituyen uno de los modelos de monetización más rentables hoy en día y se utilizan en todo tipo de ecommerce: suscripciones a servicios digitales o presenciales, o para recibir productos físicos o digitales de forma periódica, por ejemplo.
En estos casos, el precio detallado debe incluir el total de los costes por período de facturación.
Si se trata de una tarifa fija mensual, esta integra a todos los costes relacionados; si se trata, en cambio, de una tarifa imprevisible (por ejemplo, si cobras por consumo), entonces debes aclarar cómo se determinará el precio en cada período de facturación.
El contrato de suscripción
Un requisito para vender online en modalidad de suscripción implica la firma de un contrato, que puede ser indefinido o no; en ambos casos, debes informarlo claramente al cliente.
Además, el contrato de suscripción a tus servicios debe contener información detallada sobre:
- La modalidad de pago a través de la cual cobrarás a tu cliente al final de cada período, así como la periodicidad de los cobros (mensual, trimestral, anual).
- Los periodos de entrega de los productos o de ejecución o acceso a los servicios.
- La duración del contrato; si se trata de un contrato indefinido o de actualización automática, debes incluir las condiciones relativas a su resolución.
- Los importes en concepto de depósitos o garantías que deba pagar tu cliente, si los hubiera.
- Los canales de reclamaciones disponibles para tu cliente.
- Las condiciones, el plazo y los procedimientos relativos al desistimiento del contrato; en caso de no existir derecho al desistimiento, también debes informarlo debidamente.
- La garantía mínima legal de 2 años establecida para todos los productos nuevos en España (1 año para los productos de segunda mano).
- Los códigos de conducta y la manera de acceder a ellos.
- Los canales de asistencia posventa a los que tiene acceso tu cliente, así como las condiciones que aplican para su uso.
El derecho de desistimiento
El derecho de desistimiento garantiza a todos los consumidores españoles la posibilidad de resolver el contrato, es decir, de dejarlo sin efecto, sin necesidad de justificación ni penalización de ningún tipo.
De hecho, la legislación vigente también garantiza la devolución y reembolso de los gastos en los que el consumidor haya incurrido a partir de la firma del contrato en cuestión.
No hay condiciones para el desistimiento, ni tienes permitido imponer cláusulas en el contrato que lo limiten, ni parcial ni totalmente. Se trata de un derecho de los consumidores y, como tal, su incumplimiento puede acarrear sanciones.
El plazo para ejercer el derecho de desistimiento
Por supuesto, la ley prevé un plazo durante el que se puede ejercer el derecho de desistimiento.
En cuanto a los productos físicos enviados a domicilio, como es el caso de la mayoría de las tiendas online, los clientes tienen un mínimo de 14 días, desde la recepción, para devolverlos y recibir un reintegro completo, sin necesidad de justificar la devolución.
Sucede lo mismo con los servicios: los clientes cuentan con un mínimo de 14 días para ejercer su derecho de desistimiento y resolver el contrato.
El plazo de 14 días para el desistimiento se aplica únicamente si cumples en informar apropiadamente a tus clientes, en el cuerpo del contrato, sobre este derecho. Caso contrario, el plazo se extiende a 12 meses, contados desde la conclusión del plazo inicial de 14 días.
Cómo funciona el proceso de desistimiento
En el caso de los contratos de servicios, el desistimiento, a grandes rasgos, da por suspendido el contrato.
En el caso de la compra de productos, en cambio, el cliente debe devolverlos, a través de la estructura de logística inversa definida por el ecommerce, en un plazo máximo de 14 días a partir de la fecha en que comunica su desistimiento.
A su vez, en estos casos, tienes derecho a retener el reembolso hasta recibir los productos, de modo que puedas cerciorarte no solo de, efectivamente, recibirlos, sino también de que estos no han sido usados.
A menos que indiques claramente lo contrario, los costes de logística inversa para la devolución de los productos correrán por tu cuenta.
Los desistimientos, en especial las devoluciones, son sumamente comunes en el ecommerce; es fundamental que comprendas cómo funcionan, qué derechos asisten a tus clientes y, lo que no es menos, a qué excepciones puedes acogerte.
Excepciones al derecho de desistimiento
Existe una serie de supuestos, recogidos en el artículo 103 de la Ley de Defensa de los Consumidores y Usuarios, que te permiten resguardarte contra el uso indebido del derecho de desistimiento por parte de los clientes.
Si vendes productos físicos en tu tienda online, estos son los casos más comunes en los que tu cliente no puede exigir una devolución:
- Productos personalizados, confeccionados a medida según las especificaciones particulares del cliente (como tazas personalizadas).
- Productos perecederos o que, por su propia naturaleza, se deterioren muy rápido.
- Productos precintados cuya devolución, tras ser abiertos luego de la entrega, implique un riesgo potencial para la salud o la higiene.
- Productos que se hayan mezclado de forma indisociable, por su propia naturaleza, tras la entrega al cliente.
- Productos cuyo precio dependa de las fluctuaciones del mercado financiero que puedan producirse durante el período de desistimiento.
- Cuando tu cliente te haya solicitado una visita para efectuar operaciones de reparación o de mantenimiento urgente.
- Cuando el producto consiste en grabaciones de sonido, de vídeo o programas informáticos precintados, que el cliente ya haya abierto.
- Todo tipo de publicaciones periódicas, como revistas y periódicos, a excepción de los contratos de suscripción para la recepción de estas publicaciones.
Si, en cambio, vendes servicios, tu cliente no puede utilizar su derecho al desistimiento cuando ya hayas prestado la totalidad del servicio con su consentimiento expreso, es decir, que haya comprendo que, una vez concretada la prestación del servicio, perderá su derecho de desistimiento.
Tampoco asiste el derecho de desistimiento en los contratos celebrados mediante subastas públicas, ni en el suministro de servicios de transporte de productos, alquiler de vehículos, entrega de alimentos o alojamiento (a menos que sea para vivienda), si el contrato en cuestión prevé una fecha o un período de ejecución específico.
Las normas sectoriales de tu negocio
Dependiendo del tipo de producto o servicio que vayas a comercializar, deberás considerar las particularidades del sector de actividad de tu negocio. Más allá de las regulaciones generales, cada sector tiene sus propias normas sectoriales que lo regulan.
Si comercializarás productos de uso cotidiano como artículos de calzado o utensilios de cocina, o prestarás servicios como asesorías, cursos online o diseño web, por ejemplo, es probable que no encuentres muchos requisitos para vender a nivel sectorial.
La cuestión cambia cuando se trata de productos y servicios que representan un riesgo potencial para la salud, la seguridad o el bienestar de las personas, como pueden ser los alimentos, medicamentos, productos sanitarios, servicios financieros, etc.
En cada uno de estos casos, existen toda una serie particular de normativas, estándares y requisitos para vender que tu negocio debe cumplir. Incluso es posible que, para vender tu producto, esté deba contar con el Marcado CE de la Unión Europea.
La regulación del email marketing
La misma ley que define el tratamiento legal de una tienda online, establece una serie de requisitos para vender a través de comunicaciones comerciales, que debes tener en cuenta a la hora de diseñar tu estrategia de email marketing.
¿Qué es una «comunicación comercial»? Es cualquier forma de comunicación que tenga como objeto la promoción de la imagen, los productos o los servicios de tu negocio o tu empresa. Es decir, un correo de confirmación de compra no es una comunicación comercial, un correo con promociones y descuentos, sí lo es.
Si bien esto influye principalmente en los correos electrónicos, también abarca a las comunicaciones electrónicas de índole comercial que envías por cualquier app de mensajería (WhatsApp, Telegram), por SMS o a través de redes sociales.
La Ley 34/2002 prohíbe enviar comunicaciones comerciales que no hayan sido solicitadas y autorizadas previamente por el receptor. Es decir que, si el destinatario no accede expresamente a recibir tus correos promocionales, no puedes enviarlos.
Sin embargo, existe una excepción: puedes enviar comunicaciones comerciales a tus clientes, siempre y cuando estos se relacionen con productos o servicios similares a los que ya han comprado o contratado con anterioridad.
En todas tus comunicaciones comerciales debes ofrecer claramente la posibilidad de desistir, es decir, de dejar de recibirlas. Para adelantarte a esto, puedes incluir una casilla en tu pasarela de pago que permita a tus clientes optar por recibirlas, o no.
Estas casillas de verificación son igual de importantes en los formularios de suscripción de tus campañas de email marketing.
Cuando un cliente llega a la pasarela de pago de la tienda online Shopify del FC Barcelona, lo primero que ve es una casilla que puede marcar, luego de introducir su correo electrónico, para suscribirse a las comunicaciones comerciales del club.
En definitiva, tus destinatarios deben aceptar expresamente recibir tus comunicaciones comerciales, y luego contar, también, con la posibilidad de dejar de recibirlas en cualquier momento.
Esta prohibición de enviar comunicaciones comerciales no solicitadas aplica también a las personas jurídicas: legalmente, no tienes permitido enviar promociones a empresas que no las hayan solicitado o que hayan aceptado recibirlas.
El tratamiento de las cookies
Todos los sitios web utilizan cookies. En internet, no se llama cookies únicamente a las galletas, sino a los ficheros de texto que los servidores envían a los dispositivos para recopilar determinada información, siempre que un usuario accede a un sitio web.
Las principales funcionalidades que cumplen las cookies son «recordar» los datos de acceso al sitio web utilizados en el dispositivo, y la actividad pasada, es decir, lo que has hecho antes en la página: si has hecho búsquedas, añadido productos a la cesta, etc.
En España, como en el resto de la UE y en Estados Unidos, el uso de cookies está regulado. Sin embargo, no existe una Ley de Cookies, sino que su regulación parte de diferentes artículos y apartados.
Una vez más, no hace falta que memorices las leyes, pero debes saber que estás obligado a facilitar a los usuarios información clara e integra sobre la utilización de cookies en tu tienda online.
Según el manual sobre el uso de cookies de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), actualizado en mayo de 2024, en la información relativa al uso de cookies no puede faltar:
- Una definición general de qué son las cookies y para qué sirven.
- Información sobre el tipo de cookies que utiliza tu tienda online.
- Quién o quiénes accederán a las cookies.
- Cómo aceptar o denegar el uso de cookies.
- Por cuánto tiempo se conservarán los datos recabados por las cookies.
Esta información debe exponerse ante los usuarios de forma clara, concisa y directa, evitando ambigüedades o términos y definiciones incomprensibles para el común de las personas. También es obligatorio ofrecer a los visitantes la opción de rechazar las cookies.
Aquí la ley provee dos elementos interesantes de considerar: por un lado, toma en consideración a la audiencia de cada sitio web; esto quiere decir que, si el usuario típico de tu ecommerce tiene un grado alto de conocimientos informáticos, por ejemplo, puedes utilizar términos más técnicos o un lenguaje más especializado.
Por otro lado, la ley prevé una estructura de capas para evitar la fatiga informativa. No es cuestión de poner frente a tus visitantes un PDF de 10 páginas de términos ilegibles, sino que puedes ir de lo general a lo específico en dos capas diferenciadas.
Piensa en tu propia experiencia lidiando con los avisos de cookies en sitios web en la actualidad; en la mayoría de los casos, tienes la posibilidad de elegir entre «aceptar todas», «rechazar todas» y «gestionar mis preferencias» (es decir, las tuyas), o similar.
Esta es la primera capa, en la que se incluye, a rasgos generales y de forma resumida, la información obligatoria sobre las cookies que utiliza tu tienda online.
Mira cómo lo hacen en la tienda online Shopify de Matcha & CO, con una ventana emergente en la que informan a sus visitantes de que el sitio web utiliza cookies, y dan tres opciones: aceptar, rechazar o administrar preferencias.
La segunda capa ofrece a los usuarios información específica sobre las diferentes cookies, agrupadas por lo general en torno a sus funcionalidades, y permitiéndole aceptarlas o rechazarlas.
Esta es la típica ventana emergente en la que puedes marcar o desmarcar cada paquete de cookies, informándote sobre su función y, dado el caso, sobre quiénes tendrán acceso a la información.
Al final, se suelen incluir las opciones «aceptar todas» o «aceptar selección». Una vez más, echa un vistazo a Matcha & CO: si en la primera capa el visitante hace clic en «administrar preferencias», se abre una ventana emergente con la segunda capa.
En esta segunda capa puedes ver que existen cookies que son necesarias para el funcionamiento del sitio web, las «obligatorias», y tres tipos de cookies adicionales que los visitantes pueden aceptar o rechazar, según lo prefieran.
Ten en cuenta que no pueden instalarse cookies en los dispositivos de tus visitantes antes de obtener la aceptación de su parte, es decir, antes de su interacción con, al menos, la primera capa de información.
En gran medida, la gestión de las cookies en una tienda online Shopify está automatizada; se trata, sin embargo, de un requisito para vender online que no puedes pasar por alto.
Un último detalle es que, en ambas capas, es recomendable que incluyas información sobre cómo modificar el consentimiento relativo a las cookies, así como un enlace a tu política de cookies y de privacidad.
La protección de datos
No te tomes la cuestión de la protección de datos a la ligera: el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) rige en toda la UE y, por su incumplimiento, en España se han llegado a poner multas por cuantías millonarias a empresas de tanto renombre como Vodafone, CaixaBank, Mercadona y BBVA.
Un dato personal es cualquier información que sirva para identificar a una persona física. Un ecommerce necesita recabar un mínimo de datos personales de sus clientes para poder procesar las ventas y las suscripciones:
- Datos personales (nombre y apellidos).
- Datos de contacto (número de teléfono, correo electrónico).
- Dirección de envío a domicilio o de prestación de servicio.
- Datos de su tarjeta de crédito o débito.
En España, además del RGPD, también es relevante para el tratamiento de datos personales, lo dispuesto en la Ley 3/2018 de Protección de Datos.
A grandes rasgos, tu empresa o tu negocio es la entidad «responsable por tratamiento» de los datos personales de los usuarios y clientes de tu ecommerce que captas a través de tu tienda online.
A su vez, los prestadores de servicios externos, ajenos a tu negocio, que tengan acceso a los datos personales de tus usuarios y clientes, son considerados «encargados de tratamiento».
Las bases jurídicas para gestionar los datos personales
El RGDP define varias bases jurídicas que te permiten hacer un tratamiento legal de los datos personales de tus clientes y usuarios:
- La concreción de una venta o contratación de un servicio.
- El consentimiento expreso por parte de los usuarios o clientes.
- Un interés legítimo que justifique el uso de los datos personales.
- Una obligación legal que demande el uso de los datos personales.
El consentimiento por parte de los usuarios debe ser, como siempre, claramente expresado con una acción afirmativa, a la vez que libre, específico e inequívoco.
Por su parte, para justificar el uso de los datos personales de tus usuarios y clientes según tu propio interés, este debe ser necesariamente legítimo: debes tener una razón justificable para hacerlo y esta no debe vulnerar los derechos de las personas.
Cómo informar sobre el tratamiento de datos en tu ecommerce
Similar al caso de las cookies, al informar sobre el tratamiento de datos personales a tus usuarios y clientes, algo que constituye uno de los requisitos para vender online más importantes, lo recomendable es utilizar dos capas de información.
¿Cuándo necesitas informar sobre el tratamiento de datos? Siempre que los vayas a recopilar: en pasarelas de pago o en formularios de contacto o de suscripción a campañas de email marketing, por ejemplo.
- La primera capa de información, en este caso, debe incluir de forma concisa lo siguiente:
- Quién es la persona o entidad responsable por el tratamiento de los datos.
- Para qué se usarán los datos suministrados.
- Los derechos del usuario a acceder, rectificar, oponerse o limitar el tratamiento de los datos.
- Un enlace a tu página de política de privacidad.
Es en la página de política de privacidad en donde vas a desarrollar la segunda capa de información respecto al tratamiento de datos personales de tus usuarios y clientes.
La política de privacidad de tu ecommerce
Así pienses que nadie entrará jamás, contar con una página de política de privacidad es uno de los principales requisitos para vender en una tienda online.
¿Qué información debe incluir tu política de privacidad? Como mínimo, esta página debe informar a tus visitantes, usuarios y clientes sobre:
- La identidad y datos de contacto de la persona o entidad responsable por el tratamiento de los datos.
- Los fines del tratamiento de los datos personales y la base jurídica que lo justifica.
- Los intereses legítimos del responsable por el tratamiento de los datos personales.
- Los destinatarios de los datos personales (si los hubiera).
- El plazo durante el cual se utilizarán los datos personales o el criterio para determinarlo.
- Los derechos que asisten a los usuarios y clientes que acceden al tratamiento de sus datos personales, así como a retirar su consentimiento de forma posterior.
- El derecho a presentar una reclamación ante la AEPD.
- Si el tratamiento de datos personales parte de un requisito legal, y las consecuencias de negarse a proporcionarlos.
- Información sobre cualquier tratamiento de datos prevista a posterior.
Por último, recuerda que en cada caso el consentimiento es único; solo porque un usuario ha accedido, por ejemplo, al uso de cookies en tu tienda online, no quiere decir que haya accedido a recibir comunicaciones comerciales en su correo electrónico.
De igual forma, que un cliente acceda al uso de datos personales al momento de contratar tu servicio no implica que se haya suscrito a tu newsletter o que haya accedido al uso de cookies.
Debes incluir una casilla de consentimiento activo para cada caso en particular, y siempre comunicar, con tanta claridad como puedas, a qué está accediendo exactamente el usuario al marcar cada casilla.
Y hablando de casillas, las casillas de consentimiento nunca pueden estar marcadas de antemano, sino que debe ser el usuario, cada vez, el que las marca.
La resolución de conflictos
Como en todo negocio, físico o virtual, en un ecommerce también pueden surgir conflictos, y es clave saber cómo proceder. Dentro de la Unión Europea se utiliza la Plataforma de Resolución de Conflictos Online (ODR).
Esta plataforma sirve como herramienta para la resolución de disputas entre consumidores y negocios, comercios y empresas, acaecidas dentro del territorio de la Unión Europea.
Si suscribes a un contrato con un cliente para la prestación de un servicio, debes incluir en las condiciones la posibilidad de acudir a esta plataforma para resolver los conflictos que puedan ocurrir.
Registra la marca de tu ecommerce
Si bien no se trata exactamente de un requisito para vender, siempre es recomendable que registres la marca de tu tienda online, incluso si solo la has creado (de momento) para usarla únicamente en tu ecommerce.
¿Por qué es recomendable registrar tu marca? Porque es la única manera de proteger legalmente la singularidad de tu marca, tanto del nombre de la marca como del logotipo.
Ten en cuenta, además, que tu marca solamente está protegida en los territorios en los que la has registrado, y que el registro de tu marca, si bien puede ser permanente en algunas regiones, en la mayoría de los casos es temporal, y debes renovarlo con una determinada regularidad.
Registrar una marca implica siempre algún tipo de tarifa; pero no lo consideres tanto un gasto como una inversión, ya que lo que haces al registrar la marca de tu ecommerce es proteger tu negocio a futuro.
En España, el ente encargado de regular el registro de marcas comerciales es la Oficina Española de Patentes y Marcas. A su vez, a nivel de la Unión Europea, cuentas con la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).
Para registrar tu marca en países y territorios ajenos a la UE, deberás acceder, cada vez, al registro correspondiente de cada país. Si tienes intención de expandirte a un país extracomunitario en concreto, es recomendable que antes registres allí tu marca.
Considera que, si no registras tu marca, cualquier persona puede, potencialmente, hacerlo, y luego forzarte a cambiar tanto la marca de tu ecommerce como tu logotipo y, probablemente, hasta el nombre de dominio de tu tienda online.
Comienza a vender online
Se trata de un tema tedioso, pero es fundamental conocer los requisitos para vender online antes de lanzar tu ecommerce y, efectivamente, comenzar a vender.
Incluso si terminas contratando los servicios de un profesional para lidiar con las cuestiones legales de tu negocio, siempre es recomendable que, al menos, tengas una idea general de tus derechos y obligaciones, y de los de tus clientes.
En resumen, tu ecommerce es un prestador de servicios de la sociedad de la información, y como tal es un negocio englobado en la Ley 34/2002. Esta ley determina, entre otras cuestiones, tus obligaciones y responsabilidades respecto a la información que debes proporcionar y al uso de cookies en tu sitio web.
Además, es fundamental que te atengas a la normativa para el tratamiento de datos personales dictada en el RGPD.
Ten muy presente, también, cómo funciona el derecho de desistimiento de tus clientes a la hora de confeccionar tu política de devoluciones y tus contratos de servicio. Esto te ahorrará dolores de cabeza en forma de conflictos potenciales con tus clientes.
Por último, registra tu marca, al menos en el territorio español, para prevenir que otra persona o empresa pueda utilizarla en el futuro. Al final, lo que estarás haciendo no es otra cosa que proteger tu negocio.
Con todo esto en mente, estás listo para dar el siguiente paso y, ahora sí, ponerte manos a la obra y montar tu propia tienda online de la mano de Shopify.
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Preguntas frecuentes sobre requisitos para vender online
¿Los requisitos para vender en otros países son los mismos que en España?
No, cada país impone sus propios requisitos para vender online. Si bien dentro de la Unión Europea la legislación está bastante normalizada, siempre hay diferencias, en especial cuando se comercializan productos o servicios que precisan de certificaciones, controles y permisos específicos. Antes de expandir internacionalmente tu ecommerce, es recomendable que te asesores con un profesional especializado en la legislación comercial de cada país en particular al que quieras extender tu oferta.
¿Qué gestiones legales que debo considerar para montar un negocio online?
En España, es requisito para vender online estar debidamente registrado en Hacienda, ya sea como Empresario Individual (trabajador autónomo) o como empresa (Sociedad Civil, SRL, SA, etc.). Además, estás obligado a facturar, así sea de forma electrónica, todas tus operaciones de venta, discriminando adecuadamente el IVA. También estás sujeto a una serie de presentaciones trimestrales y anuales, y al pago del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) o al Impuesto de Sociedades, según cómo hayas registrado tu negocio.
¿Estoy obligado a aceptar algún medio de pago específico en mi tienda online?
No, en España tienes total libertad para ofrecer a tus clientes los medios de pago que tú prefieras. Sin embargo, es recomendable que integres tantos medios de pagos como puedas en tu pasarela de pago, siempre y cuando estos sean relevantes para tu clientela.
¿Cómo es el proceso para registrar mi marca?
Para registrar una marca en España debes acceder a la sede electrónica de la Organización Española de Patentes y Marcas y cursar tu solicitud; pasados dos meses, si la solicitud no tiene errores ni nadie se ha opuesto al registro de la marca, se procede al análisis del caso para constatar que se atiene a la Ley de Marcas y, posteriormente, a la aprobación del registro. El coste del trámite varía, por lo general, entre 80 y 150 €.